
El 17 de Julio de 1974, en la vigésimo octava convención nacional republicana en San Francisco,
Barry Goldwater ofreció un discurso de aceptación de la candidatura a la presidencia del gran partido viejo.
Goldwater se distinguió por su
ferrea oposición al
newdealismo, presente en la política y en la economía americanas desde 1933 cuando
Roostvelt fijó una ley intervencionista de mercado en
EEUU, y a las políticas populistas de su adversario
Lyndon Baines Johnson. Su
débil imagen pública le consagró como un candidato trasnochado y reaccionario, a ello contribuyó el aparato
mediático y de estado que manejaba
Johnson que presentó a
Goldwater como la amenaza a la ley de derechos civiles, el enemigo de la integración racial y el detonante del estallido de la paz social ya que defendió la prueba de las armas que serían empleadas en la guerra de
Vietnam(1965). Goldwater demostró ser el político más duró con Moscú en mucho tiempo, fue partidario de un trato de mano dura con el comunismo. El comunismo de la
URSS se manifestó como la oposición al sistema de libertades liderado en Occidente por los
EUA y constituyó todo un reto para la estrategia internacional del gobierno americano. A principios de los sesenta
Kruschev desafió a
EEUU con la
construcción del muro de
Berlín y el sabotaje a los alemanes del oeste en 1961 y la crisis de los misiles de 1962 en Cuba, que provocó un
calentamiento en la zona, ignorando su propia referencia a la
coexistencia pacífica y protagonizando los instantes más tensos de la guerra fría. Además la
Urss fue el otro estado que participó en la carrera por el dominio de las tecnologías. A pesar de su firme anticomunimo y su gran trabajo en favor de la causa liberal fue derrotado en las elecciones del 64 por
Johnson. Su éxito más importante llega en 1960 con la obra
Conciencia de un conservador, que supone el inicio de una revolución ideológica en la política americana.
En el discurso de nominación
Goldwater se refiere al comunismo como
el enemigo número uno de la nación, ve en la presión que ejerce la
URSS la mayor causa de la perdida de los logros políticos americanos. Pero
Goldwater no ve
únicamente que la libertad esté en juego en el plano exterior sino que en el plano interior con las políticas de colectivismo que aplican los
demócratas en la administración
también están en riesgo las libertades del pueblo americano. Destaca que el pueblo americano es un
puebo de
hombres valientes y decididos y resalta que en la lucha por la libertad el extremismo no es pernicioso. No
confome con denunciar los dos problemas más graves que afectan a la nación denuncia la
permisividad de los
demócratas con la
URSS, su irresponsabilidad en el plano internacional y su injerencia en las libertades de los americanos.
Goldwater se refiere continuamente a la providencia divina, no hay que ignorar que la religión está bien presente desde la fundación de los
EUA hasta después de
Goldwater. Pero presenta a los hombres como colectivo al que Dios ha dado unas libertades que responden a la
individualidad. La
individualidad supone en el discurso de
Goldwater la única forma de acción política de cualquier hombre y entiende, por ello, que debe haber un gobierno limitado y, por supuesto, un gobierno exento de cualquier idea colectivista o totalitaria. Todo su mensaje es un alarde de claridad, este texto no lo es menos.
Goldwater no busca sino aclarar que la única opción de gobierno responsable en los
EEUU reside en el republicanismo y que además el país debe volver a recuperar la doctrina política de los padres fundadores, basada en el respeto a la propiedad privada. Con este discurso va más allá de la familia republicana y pretende apelar a la
sensibilidad tradicional del pueblo americano respecto a la libertad.
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